Daniel Tórrez Ponce de cuna humilde, demostró por varios años su pasión por la cultura boliviana, incursionando en la danza desde hace más de 15 años, gracias al impulso y enseñanzas que adquirió del reconocido coreógrafo orureño, Fernando Gómez Chavarría, pudo cultivar sus conocimientos en la danza folklórica en el Ballet Katushia, además de las bases de la danza clásica que le sirvieron para emprender su cruzada.
El año 2007 llegó a Estados Unidos con su maleta llena de grandes ilusiones, sin conocer bien el idioma inglés, además de sopesar bastantes problemas, siempre tuvo el objetivo de especializarse en todas las técnicas de danza, a través de cursos de formación tomados de a poco, mientras su economía le acompañaba.
Durante todos estos años de estadía en el país del norte tenía siempre en mente a su familia y a su amado país, poniendo en alto el "rojo, amarillo y verde", por lo que a través de la Asociación de Bolivianos de Utah, pudo desarrollar varias actividades para hacer conocer nuestro folklore, lo que le llevó a ganar este galardón.
Según Tórrez, nunca pensó en recibir este tipo de distinción y mucho menos trabajó para ello, porque piensa que aún falta mucho por hacer por nuestra cultura y espera demostrar a Oruro y Bolivia, que los bolivianos en el mundo no son conformistas y que quieren el desarrollo pleno de su país.
"Me sorprendió, sí, pero orgulloso todavía no me siento, no he hecho lo suficiente acá como para decir que merecía algo así todavía. Me alegró, y ahora a seguir con más", destacó.
Actualmente Daniel está dentro de circuitos de competencia de danza latinoamericana, donde destaca gracias al gran compromiso que pone en su arte.
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